sexta-feira, junho 13, 2003
024 - O FBI E O CONTROLO DAS LEITURAS
Iniciei este blog com uma informação dos USA acerca do controlo do FBI sobre os cartões de crédito dos compradores de livros em Livrarias (001). Chegamos agora às requisições de leitura nas Bibliotecas.
(Lucía Petisco - Tribuna de Salamanca)
Las máquinas que guillotinan documentos están trabajando a destajo en algunas bibliotecas de California. El objetivo: salvaguardar los historiales de los lectores, y evitar que el FBI indague en sus archivos. Después de los atentados del 11 de septiembre, y con la lucha contra el terrorismo por bandera, se ha dado más poder al FBI y se le ha permitido incluso el acceso a los archivos de las bibliotecas. ¡Qué peligro! (...)
Tratar de controlar lo que el ciudadano lee, buscar relaciones entre lo que dicen los libros y lo que hace o piensa una persona es un peligro y, sobre todo, una amenaza a la libertad. A este paso, algún día se retomará el término de escritor maldito, y se meterán en ese saco la obra de Bukowski, por su burla al sueño americano; la de Saramago, por su grito contra la guerra; o las historias de Juan José Millás, y Eduardo Haro Tecglen por sus continuas irreverencias hacia la clase política.
Menos mal que esto es sólo un ejercicio de imaginación... al menos de momento.
Y como ahora estamos en plena Feria del Libro, nada mejor que ampliar ese historial literario, y lograr reducir el porcentaje de la población que declara que no lee nunca o casi nunca (nada más y nada menos que el 46 por ciento).
Saquen libros de la biblioteca, intercambien novelas con el vecino, pero lean...
Iniciei este blog com uma informação dos USA acerca do controlo do FBI sobre os cartões de crédito dos compradores de livros em Livrarias (001). Chegamos agora às requisições de leitura nas Bibliotecas.
(Lucía Petisco - Tribuna de Salamanca)
Las máquinas que guillotinan documentos están trabajando a destajo en algunas bibliotecas de California. El objetivo: salvaguardar los historiales de los lectores, y evitar que el FBI indague en sus archivos. Después de los atentados del 11 de septiembre, y con la lucha contra el terrorismo por bandera, se ha dado más poder al FBI y se le ha permitido incluso el acceso a los archivos de las bibliotecas. ¡Qué peligro! (...)
Tratar de controlar lo que el ciudadano lee, buscar relaciones entre lo que dicen los libros y lo que hace o piensa una persona es un peligro y, sobre todo, una amenaza a la libertad. A este paso, algún día se retomará el término de escritor maldito, y se meterán en ese saco la obra de Bukowski, por su burla al sueño americano; la de Saramago, por su grito contra la guerra; o las historias de Juan José Millás, y Eduardo Haro Tecglen por sus continuas irreverencias hacia la clase política.
Menos mal que esto es sólo un ejercicio de imaginación... al menos de momento.
Y como ahora estamos en plena Feria del Libro, nada mejor que ampliar ese historial literario, y lograr reducir el porcentaje de la población que declara que no lee nunca o casi nunca (nada más y nada menos que el 46 por ciento).
Saquen libros de la biblioteca, intercambien novelas con el vecino, pero lean...
